En el mundo de la moda se habla mucho de las fashion victims, esas personas que siempre están pendientes de las últimas tendencias, novedades, firmas, pero casi nadie habla de las otras, de las victimas de la moda en el sentido literal.
Este fin de semana 124 personas morían en Bangladesh en una fábrica textil y casualmente (y digo casual porque el programa ya había sido anunciado la semana pasada) La 2 emitía en La Noche Temática el reportaje alemán Victimas de la Moda. Este reportaje recorre todos los daños que está haciendo la industria de la moda, o al menos parte de ella. Desde las fábricas de Bangladesh y sus condiciones laborales a los trabajadores europeos.
También habla de los consumidores y es que muchos de los productos químicos utilizados en la producción textil en estos países también pueden ser dañinos para el usuario final y aparecen algunos ejemplos.
Casi todos nos dejamos llevar por la relación ¿calidad? precio de las marcas low cost, pero informaciones como esta nos hacen pensar que esa ropa tan barata tiene un precio, para algunos demasiado alto. Los tintes utilizados para teñir la ropa están llenos de productos químicos dañinos, el proceso para desgastar los jeans daña mortalmente a los trabajadores que lo hacen, el dmf sustancia antimoho prohibida en Europa continua siendo utilizada por algunos fabricantes. Toda una serie de daños que nos afectan a todos y eso sin meternos a hablar del medio ambiente.
¿Y qué hacen las marcas con todo esto? Las empresas parece empiezan a actuar, aunque sea tímidamente. En el tema de los jeans muchas marcas anunciaron que dejaban de producirlos por ese método, pero no todas. Otras como H&M lanzaron lineas como la Concious Collection, fabricada con algodón orgánico, aunque no dicen nada sobre cómo tiñen ese algodón ya que muchas prendas que vemos de algodón orgánico después son teñidas con los mismos tintes químicos que las demás. En Inditex cuentan con los programas Safe to wear y Clear to wear por el que garantizan que sus prendas no han sido tratadas con productos químicos nocivos y no permitidos en la Unión Europea. Esto por mencionar algunas de las más conocidas.
Y los consumidores ¿qué podemos hacer ante esto? Después de ver el reportaje y escuchar datos como que “sólo un 1% de la ropa que llevamos está libre de toda contaminación” empiezas a tener miedo hasta de tu propio armario y te planteas qué has estado comprando. Personalmente intentaré hacer lo que desde hace tiempo hago con el calzado, buscar la etiqueta “made in Spain” o en su defecto otro país europeo y leer siempre la composición de las prendas. Comprar a pequeñas marcas que produzcan en fabricas locales o comprar ropa 100% orgánica son otros de los pequeños gestos que podemos hacer para contribuir, en la medida de lo posible, a erradicar estas prácticas.